jueves, 11 de diciembre de 2008

Unidad mental de las masas

¿A que esperar más, Catilinia, si las tinieblas de la noche no ocultan las nefandas juntas, ni las paredes de una casa particular contienen los clamores de la conjuración? ¿Si todo se sabe; si se publica todo?
Cicerón, Primera Catilinaria

Francisco Velasco Zapata politólogo

La decisión de emprender acciones abiertas y agresivas de campaña negativa puede estar o no justificada; sin embargo, en la experiencia mexicana hemos podido atestiguar que algunas situaciones obligan a su uso. Cuando un candidato o partido están fuera del gobierno y ejercen el papel de “retadores”, la campaña negativa abierta ha sido usada con mucho éxito para convencer al electorado de que no continúe expresando su apoyo al partido o candidatos en el gobierno. Ese fue el caso de Fox en el 2000, quien no se cansó de expresar todo tipo de frases, epítetos o denuncias negativas acerca del Partido Revolucionario Institucional y sus candidatos. No hay muchas dudas de que la decisión de atacar a sus oponentes le resultó exitosa, aunque ahora le estén cobrando la osadía. Este tipo de acciones también han procedido en momentos en los que algún contendiente enfrentó a un adversario con antecedentes de corrupción e ineficacia “comprobables”, pero no conocidos por la mayoría del electorado o de la ciudadanía. En este caso podríamos citar al ex candidato presidencial López Obrador quien fue incluso sujeto de un juicio político que lo desaforó para que el Ministerio Público ejerciera acción penal en su contra, lo cual, finalmente no ocurrió y, en lugar de disminuir su popularidad, tuvo un efecto contrario, por lo menos eso dijeron las encuestas. En este caso la propaganda negativa pareció impulsar más al “atacado” que al atacante.
Pero lo cierto es que, muy lamentablemente, la propaganda negativa, generalmente, es mucho más atractiva para el público (las masas) que aquella que está encaminada a presentar propuestas de gobierno para solución de problemas. Eso lo saben muy bien los especialistas en psicología social y uno que otro aprendiz de “manipulación de masas”. Algunos de ellos vinculados a los llamados medios masivos de comunicación (TV, radio y más recientemente la Internet , que todavía no es lo suficientemente masiva, pero influye en el electorado con mayor escolaridad). Saben que desde el punto de vista psicológico y bajo determinadas circunstancias pueden crear masas, muchedumbres, aglomeraciones de seres humanos, que posean características nuevas y muy diferentes de las de cada uno de los individuos que la componen. Algunos de esos especialistas leyeron a Le Bon o a Freud quienes coincidieron que en la aglomeración o masa un ser humano está expuesto a que su personalidad consciente se esfume y a que: “los sentimientos y las ideas de todas las unidades se orienten en una misma dirección. Se forma un alma colectiva, indudablemente transitoria, pero que presenta características muy definidas, la colectividad se convierte entonces en aquello que, a falta de otra expresión mejor, designaré como masa organizada o, si se prefiere, masa psicológica. Forma un solo ser y está sometida a la ley de la unidad mental de las masas”. (Cfr. Le Bon, Gustave, Psicología de las Masas, Morata, Madrid, España, p. 26).
Según Le Bon, el hecho más significativo que presenta una masa psicológica es que: “sean cuales fueren los individuos que la componen, por similares o distintos que puedan ser su género de vida, sus ocupaciones, carácter e inteligencia, el simple hecho de que se hayan transformado en masa les dota de una especie de alma colectiva. Esta alma les hace sentir, pensar y actuar de un modo completamente distinto de como actuaría cada uno de ellos por separado. Determinadas ideas, ciertos sentimientos no surgen o no se transforman en actos más que en los individuos que forman una masa. La masa psicológica es un ser provisional, compuesto por elementos heterogéneos soldados de forma momentánea, de un modo absolutamente igual a como las células de un cuerpo vivo forman, por su reunión, un ser nuevo que manifiesta características muy diferentes de las que posee cada una de las células que lo componen”. (Ibíd., p. 29)
Por lo anterior es que sabemos que la campaña negativa, el voto del miedo, es muy probable que pueda ser puesto en operación por parte del gobierno federal y sus aliados, sobre todo para tratar de superar la mala posición en la que se encuentra el Partido Acción Nacional en las encuestas. Porque es un recurso político, muy tentador, para tratar de igualar a sus opositores más aventajados. Pero sobre todo porque hasta la fecha este gobierno ha sido incapaz de atender las demandas más sentidas de la población como son el empleo, la seguridad y por lo menos presentar a la sociedad un plan eficaz, eficiente y oportuno para superar la crisis económica que ya azota duramente al país y a los que lo habitamos. ¿Y usted, cómo la ve?

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