jueves, 27 de noviembre de 2008

EL SEÑORIAJE ES UN CRIMEN DE ESTADO

Santos Mercado Reyes*

Se le llama señoreaje a la acción del Estado que consiste en la fabricación de dinero para ponerlo en circulación en la economía. Antes se fabricaban billetes según la cantidad de metales preciosos que se extraían de la mina. Digamos que por cada onza de oro se podía fabricar cien nuevos billetes de un peso, que se entregaban al minero para que éste adquiriera los bienes que satisficieran sus gustos, necesidades o preferencias. Fabricar más dinero que no tuviera respaldo en oro, se consideraba un fraude. Además, durante casi dos siglos esta actividad la realizaba un agente privado, quien estaba a cargo de la Casa de Moneda. Si el poseedor de billetes quería, en algún momento, recuperar el metal precioso, no tenía mas que ir a la Casa de Moneda.
Desde 1944, por el Acuerdo Bretton Woods y bajo la influencia de John Maynard Keynes se eliminó la regla de emisión respaldada en oro y cada país podría emitir billetes bajo sus propios criterios. Desde entonces el mundo ha vivido los peores desastres económicos y financieros. Muchos gobiernos tomaron a la maquinita que fabrica billetes como una fuente inagotable de recursos monetarios y provocaron devaluaciones, hiperinflaciones y destrucción de sus economías y las de sus vecinos.
Todos estos desastres se deben a que no se logra entender la función fundamental del dinero. El día que se entienda se comprenderá, entre otras cosas, el porqué nunca se debe dejar que los gobiernos administren la maquinita que hace billetes. Los políticos y burócratas son los menos indicados para decidir sobre política monetaria.
El dinero es uno de los instrumentos más maravillosos que ha inventado la humanidad. Gracias al dinero se acabaron las guerras, los hombres pudieron relacionarse pacíficamente con sus semejantes, mediante el comercio, aún cuando no hablaran la misma lengua y tuvieran religiones diferentes.
Los hombres encontraron en el dinero un gran incentivo para trabajar, crear, construir y fabricar los bienes que les permitían ganar dinero y luego intercambiarlo por bienes de su gusto. La función principal del dinero es facilitar las relaciones sociales y los intercambios libres y voluntarios. Algunos aprendieron a moverse en el sistema económico y acumularon grandes fortunas, sin dañar a nadie, más aún, beneficiando a todos sus semejantes.
Pero cuando la administración del dinero queda en manos inexpertas, abusivas o demagogas puede llegar a destruir en pocos días a cualquier economía.
Es necesario tener claro porqué fabricar dinero es un acto criminal. Suponga que en una economía ya hay cien millones de pesos (en billetes de distinta denominación) De pronto el gobierno decide fabricar otros cien millones de pesos. Para ponerlos en circulación acude a las colonias más pobres para regalar mil pesos diarios a cada ciudadano. Estos ciudadanos acuden a la tienda a comprar zapatos. Quiere decir que se incrementa la demanda de zapatos y en consecuencia los precios suben. Aquellos que no recibieron el dinero nuevo, acuden a la tienda pero ven que los precios son más altos que antes. Es decir, su poder de compra se redujo y ya no pueden comprar los zapatos que tenían planeado. Su primera reacción quizás se concentre en el vendedor de zapatos pues creerá que su ambición de ganancia lo llevó a subir los precios. Pero la realidad es que la perdida de su poder adquisitivo se debe a la fabricación de nuevo dinero. El fabricante de dinero (el gobierno) le robó su poder de compra sin que el parroquiano se diera cuenta. Este robo furtivo es lo que constituye un crimen pues golpea fundamentalmente a los trabajadores que tienen ingresos fijos y pactados por largo tiempo (digamos de un año). Pero no solo daña a los trabajadores, también a los empresarios pues creyendo que la compra de sus mercancías es una demanda del mercado (y no una demanda artificialmente creada por el Estado) se dispone a comprar más maquinas, materia prima y contrata a más trabadores. Al rato se da cuenta que las ventas se detienen abruptamente (en cuanto el gobierno deja de repartir dinero) y las mercancías se le quedan en la bodega, las máquinas se detienen y tiene que echar a la calle a los trabajadores innecesarios.
Otra forma de introducir el dinero nuevo es cuando el gobierno lo ofrece, mediante sus instituciones, a una tasa por debajo de la que cobran los bancos comerciales. Les hace competencia desleal, con dinero creado artificialmente. Termina por destruir el sistema bancario y eso también afectará negativamente a la sociedad.
O bien, introduce el dinero pagando la nómina de todos los trabajadores que están a su servicio. Pero igual daña pues genera demandas ficticias.
Es difícil enumerar todos los daños que ocasiona un gobierno cuando echa a andar la maquinita que imprime billetes. El caso más palpable es la actual crisis financiera que viven los Estados Unidos de América con el gobierno de George Bush.
Por eso es que Ludwig von Mises recomendaba que la cantidad de dinero circulando en un país fuera constante, es decir, ni se fabricaran nuevos billetes, ni se retiraran de circulación, pues eso también perjudica a una economía. Aquel gobierno que haya cometido el error de fabricar dinero debe ser sancionado quitándole, cuando menos, el poder sobre la máquina de billetes. En otras palabras, el Banco Central no debe estar en manos de los políticos gobernantes, sino en manos privadas que apliquen la regla de “cantidad de dinero fija”. En otras palabras. Para acabar con el señoraje y evitar nuevos crímenes de Estado, es necesario privatizar la Banca Central, es decir, ponerla fuera de alcance de los políticos y burócratas que conforman el Estado. FIN
*Doctor en Ciencias en Economía Agrícola por la Universidad Autónoma Chapingo
Profesor-investigador en la Universidad Autónoma Chapingo
Director del Seminario de la Escuela Austriaca de Economía

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