Francisco Velasco Zapata.
Se esté de acuerdo o no, la sociedad ha podido constatar que los adversarios del PRI no se han consolidado como alternativa viable, ni mejor de lo que ha sido el PRI, más aún cada día, son más cuestionados como mala alternativa. Sus confrontaciones los han endurecido y radicalizado. Peor aún, lo ha hecho cometer errores una y otra vez, un día sí y otro también.
Y es que los espacios políticos no se establecen una vez y para siempre, se pueden consolidar, ampliar, recuperar o perder. Por ello, para el PRI es el momento de la política, aunque muchos no sepan como hacerlo o se nieguen a reconocerlo. Es el momento de trascender a lo viejo y caduco del rancio autoritarismo con una postura que integre y reintegre todo lo que a un partido conviene y le da vida.
La política no sólo consiste en la competencia por ciertos puestos. Es un conjunto de procesos para resolver “conflictos” entre grupos humanos. Lo importante es superar la visión precaria de la política limitada a la lucha por puestos y espacios de poder, para elevarla a su máxima dimensión humana: la atención de conflictos sociales y para potenciar el desarrollo nacional y regional de los estados y municipios sobre todo en esta difícil etapa de mundialización en medio de tanta incertidumbre económica, inseguridad pública incontenible y cercos sanitarios.
Si consideramos que la política es el arte del manejo del conflicto social, entre mando y obediencia, entre pasado, presente y futuro, ese es el campo donde el PRI ha ido abriéndose camino frente a sus adversarios y reivindicarse con la sociedad agraviada. Si la política es la búsqueda de solución al conflicto, entonces, el gobierno federal actual demuestra con creces que hay carencia total de política frente a la problemática nacional. Ante una sociedad desinformada y confundida, la política es oportunidad para hacernos pensar y deliberar con libertad. Este es el tiempo de la política deliberativa y la política de acuerdos. El tiempo para acordar un a “Nueva República”, una nueva coalición política, con los cuadros más valiosos de la sociedad. Porque la política es el arte de la negociación y, por lo tanto, el arte de lo posible.
No obstante aún sigue pesando el voto de castigo, la disidencia, la revancha, el reproche, sobre el programa y la propuesta. Sigue queriéndose imponer el mundo y la sociedad teledirigida frente a las alianzas políticas necesarias. La buena noticia es que está surgiendo una nueva luz de esperanza en el horizonte político para las grandes mayorías, actualmente abandonadas por el régimen. Las encuestas son claras y a la fecha no han errado mucho de lo que se afirma en ellas, nos guste o no. Por eso el PRI ni puede, ni debe romper con su historia. Eso sí, con autocrítica, debe continuar su marcha para trascender esta etapa adversa que pronto puede y debe ser superada. ¿Y usted, cómo la ve? Politólogo, agradezco sus comentarios a: http://mx.mc506.mail.yahoo.com/mc/compose?to=comunicacionsocial_pacem@yahoo.com.mx
Se esté de acuerdo o no, la sociedad ha podido constatar que los adversarios del PRI no se han consolidado como alternativa viable, ni mejor de lo que ha sido el PRI, más aún cada día, son más cuestionados como mala alternativa. Sus confrontaciones los han endurecido y radicalizado. Peor aún, lo ha hecho cometer errores una y otra vez, un día sí y otro también.
Y es que los espacios políticos no se establecen una vez y para siempre, se pueden consolidar, ampliar, recuperar o perder. Por ello, para el PRI es el momento de la política, aunque muchos no sepan como hacerlo o se nieguen a reconocerlo. Es el momento de trascender a lo viejo y caduco del rancio autoritarismo con una postura que integre y reintegre todo lo que a un partido conviene y le da vida.
La política no sólo consiste en la competencia por ciertos puestos. Es un conjunto de procesos para resolver “conflictos” entre grupos humanos. Lo importante es superar la visión precaria de la política limitada a la lucha por puestos y espacios de poder, para elevarla a su máxima dimensión humana: la atención de conflictos sociales y para potenciar el desarrollo nacional y regional de los estados y municipios sobre todo en esta difícil etapa de mundialización en medio de tanta incertidumbre económica, inseguridad pública incontenible y cercos sanitarios.
Si consideramos que la política es el arte del manejo del conflicto social, entre mando y obediencia, entre pasado, presente y futuro, ese es el campo donde el PRI ha ido abriéndose camino frente a sus adversarios y reivindicarse con la sociedad agraviada. Si la política es la búsqueda de solución al conflicto, entonces, el gobierno federal actual demuestra con creces que hay carencia total de política frente a la problemática nacional. Ante una sociedad desinformada y confundida, la política es oportunidad para hacernos pensar y deliberar con libertad. Este es el tiempo de la política deliberativa y la política de acuerdos. El tiempo para acordar un a “Nueva República”, una nueva coalición política, con los cuadros más valiosos de la sociedad. Porque la política es el arte de la negociación y, por lo tanto, el arte de lo posible.
No obstante aún sigue pesando el voto de castigo, la disidencia, la revancha, el reproche, sobre el programa y la propuesta. Sigue queriéndose imponer el mundo y la sociedad teledirigida frente a las alianzas políticas necesarias. La buena noticia es que está surgiendo una nueva luz de esperanza en el horizonte político para las grandes mayorías, actualmente abandonadas por el régimen. Las encuestas son claras y a la fecha no han errado mucho de lo que se afirma en ellas, nos guste o no. Por eso el PRI ni puede, ni debe romper con su historia. Eso sí, con autocrítica, debe continuar su marcha para trascender esta etapa adversa que pronto puede y debe ser superada. ¿Y usted, cómo la ve? Politólogo, agradezco sus comentarios a: http://mx.mc506.mail.yahoo.com/mc/compose?to=comunicacionsocial_pacem@yahoo.com.mx
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